Carta al dinero

Te pido perdón

Querido dinero,

Me dirijo a ti hoy para pedirte perdón, ya que me he dado cuenta de que a veces he sido negligente en mi relación contigo. No siempre te he cuidado como debe ser. Tengo un sentimiento en mi corazón y siento que te quiero pedir perdón, no solo de mi parte, sino también en nombre de mi familia y mis ancestros, por lo que sea que hayamos causado o dejado de hacer en relación contigo. Te pido perdón por haberte tratado mal, por culparte o por haber sentido carencia y dolor al tratar de conseguirte.

Te pido perdón porque a veces pienso mal de ti. Siento que eres injusto, que te falta equidad y hasta he llegado a pensar que no estás en iguales condiciones para todos. A veces te ofendo, te impregno de miedo al pensar que cuando voy a pagar algo, te voy a perder, desconfiando y creyendo que será difícil que vuelvas a mí.

También te pido perdón porque en ocasiones he descuidado mis finanzas personales, sin tener en cuenta cómo mi gasto afectará a largo plazo. He gastado sin pensar en las consecuencias, lo que ha generado problemas y estrés innecesarios.

Querido dinero, a veces me siento extraña escribiéndote, porque muchos te ven como un objeto inanimado. Sin embargo, he aprendido que eres energía y que respondes siempre a mis palabras y pensamientos. También sé que eres abundancia, y esa abundancia proviene del Creador y de lo divino.

En este momento, agradezco el conocimiento que está llegando a mi vida respecto a todas las creencias y limitaciones que tengo sobre ti. Perdóname, porque a veces actúa en automático y no soy consciente de cómo te trato ni del uso que te doy. Me lamento de tener que trabajar tan duro para obtenerte.

Querido dinero, perdón por lo que recuerdo y también por lo que haya hecho mal sin darme cuenta. Hoy, en mi nombre y en el de mi familia y generaciones antepasadas, te pido perdón. Elijo hacerme 100% responsable de mi relación contigo. De ahora en adelante, quiero trabajar en pensamientos más positivos respecto a ti, corregir mis errores y tratarte con amor.

Gracias, gracias, gracias, porque sé que siempre has estado ahí. El cielo te envía y me provee siempre. Aun en medio de mi desesperación y angustia, a veces no lo noté, no lo valoré o no lo agradecí.

Siento culpa al saber que en el pasado te he usado de manera irresponsable, y por eso te pido disculpas. A veces, cuando te he tenido, te he usado para impresionar a los demás o para comprar cosas que no necesitaba realmente. Y cuando no te he tenido, me he sentido víctima. Ahora me doy cuenta de que eso no era justo ni para ti, ni para mí, ni para quienes me rodean.

Prometo que a partir de hoy te trataré con más amor. Te tendré más organizado en mi billetera, estaré al tanto de mis cuentas, de lo que tengo, de lo que debo y cumpliré mis responsabilidades. Te entregaré con amor, pensando en el servicio que recibo y en lo que doy a cambio con gratitud y gozo.

Prometo bendecirte no solo cuando te reciba, sino también cuando pague algo, para que estés libre de culpas y negatividad. Quiero que cuando pases por mis manos te impregnes de energía positiva y que se limpien todas las historias de dolor, tristeza o maltrato con las que hayas llegado a mí. Trabajaré en mis memorias de escasez y transformaré lo que veo como problemas en oportunidades para aprender y sanar.

Desde mi alma, deseo contribuir a este mundo de una forma más abundante y próspera, no solo para mí, sino para todos los seres con los que me encuentre. Lo siento, querido dinero. Perdón. Gracias. Te amo.

Gracias, querido dinero.

Deja un comentario