Carta para Mamá – Gracias mamá por Todo
Mamá… No hay palabras suficientes para agradecerte. Me entregaste tu vida a pedacitos, en cada acción, en cada sacrificio, en cada latido.
Querida Mamá,
Grabo estas palabras como tú tejiste hilos de amor en mi vida… Con cada latido. Con cada entrega silenciosa. Con cada gesto que dejó su huella en mi alma.
Fui parte de ti antes de ser parte del mundo. Compartimos aliento, piel, sangre… Tu corazón marcaba el ritmo de mis días antes de que supiera respirar por mí mismo(a). Gracias por ser mi primer hogar. Mi refugio seguro. Mi raíz profunda en esta tierra.
Gracias por cada sacrificio callado. Por cada noche en vela mientras mi llanto quebraba el silencio. Por sostenerme con tus brazos y alimentarme con tu propio cuerpo. Por entenderme sin palabras… cada gesto, cada balbuceo, cada suspiro. Gracias por ser intérprete de mi vida cuando aún no sabía hablarla.
Aprendí a caminar sostenido(a) por tu amor. Cada paso tambaleante, cada tropiezo, cada porcelana rota… todo fue aprendizaje, y ahí estabas tú, con tu paciencia infinita, celebrando cada intento, levantándome tras cada caída. Gracias por enseñarme que el amor es compañía, pero también libertad.
Gracias por tus palabras… Y por tus silencios. Por mostrarme el valor de la fe con cada acto de amor. Por enseñarme que dar es recibir, que compartir engrandece el alma, que la gratitud es el idioma de los corazones fuertes. Gracias por mostrarme, más que con palabras, que la vida se vive con entrega.
Siempre estuviste ahí… En mis primeros pasos y en mis primeros errores. En mis victorias y en mis derrotas. Me diste alas sin cortar mis raíces. Me guiaste sin atarme. Me amaste sin condiciones. Gracias por ser mi hogar incluso cuando aprendí a volar lejos de él.
Gracias por tu paciencia infinita en cada etapa. En mis días de escuela, cuando con ternura me ayudabas a entender el mundo, a enfrentar los miedos, a convertir los deberes en aprendizajes. Gracias por sostenerme en la adolescencia, cuando las emociones a veces hablaban más fuerte que la razón y yo no siempre supe escuchar. Por cada consejo que desoí, por cada advertencia que no entendí en su momento… Hoy sé que todo tenía un propósito. Que tus palabras fueron hilos de amor que el tiempo fue entrelazando hasta darles sentido. Y que cada enseñanza fue guiada por la perfección divina. Gracias por ser mi maestra y mi ángel en la tierra.
No hay palabras suficientes para describir lo que significas en mi vida… pero sí hay algo que sé. Desde tu vientre hasta hoy, sembraste en mí la semilla más valiosa: la del amor. Y esa semilla sigue floreciendo en cada recuerdo, en cada enseñanza, en cada pedacito de ti que llevo en mi sangre y en mi corazón.
Por todo esto y por mucho más… hoy, siempre y para siempre…
Gracias, Mamá. Te amo!